viernes, 25 de octubre de 2013

TR, el superhéroe gay, en "El Ascenso de los Conjurados" 36

La noche fue larga, pero no sacaron nada en claro. Por mucho que Sergi se esforzara en tratar de recordar, ninguno de sus conocidos parecía reunir las características que buscaban. Claro que no es que supiera demasiado de muchos de ellos, especialmente de sus antiguos rollo. La familia o el lugar de nacimiento no eran una de esas conversaciones que se solieran usar para ligar con la gente. Que la descripción de la relación que mantenían fuera tan vaga, tampoco ayudaba a acotar la búsqueda. "Lo que ninguno de los tres sabía era que se conocían en su vida civil” decía el libro y eso podría aplicarse a cualquiera con el que hubiera visto más de dos veces en su vida o hubiera mantenido una conversación. Desde el frutero del mercado a los compañeros de trabajo de sus múltiples y variados empleos. Resultaba imposible llegar a una conclusión con tan pocos datos. Lo único que podrían hacer era esperar a que el texto continuara escribiéndose y, dado que la paciencia de Sergi se había reducido sustancialmente desde que entraran a su apartamento, el chico pasó gran parte del día siguiente abriendo y cerrando el libro del Archivista. Cada hora que pasaba se desesperaba más, pero las letras que aclararían el misterio se resistían a aparecer en la hoja de papel.

— El Archivista debe estar divirtiéndose de lo lindo con todo esto. — Se quejó Sergi tras comprobar por enésima vez que nada había cambiado en la página. — "TR pasaba las horas mirando como un tonto las inmutables letras del volumen mágico" estará escribiendo en el libro que me tenga dedicado. La próxima vez que me lo encuentre pienso prenderle fuego a su apestosa biblioteca.

— Relajate. No llevamos ni un día escondidos y ya empezás a desquiciarme. — Le reprochó Melanie desde el sofá. — Además, quiero ver el noticiero.

— Pero es que el muy mamón está jugando con nosotros. Si quería que detuviese a los Conjurados, me podría haber dicho su identidad sin más. No hacía falta delatarme a Reeva y darme la información con cuentagotas. Eso es sadismo.

— Precisamente. No le des el gusto de conseguir lo que quiere.

— Es difícil mantener la calma en una situación como esta.

— Y peor que va a ser. Mirá.

Sergi volvió la cabeza hacia el televisor. En el centro, tras un pomposo estrado, el alcalde se disponía a dar una rueda de prensa. Pero no hacía falta esperar a escucharle para saber qué era lo que iba a decir. Las letras sobreimpresionadas que pasaban sin cesar por el margen inferior de la pantalla ya resumían bastante bien la idea: "La policía había identificado a los héroes TR y Bolea como los causantes de las explosiones que destruyeron varias propiedades en la ciudad", "Gamer, miembro de la Asociación de Superhéroes, grave tras tratar de detenerlos", "Más de una decena de heridos", "La heroína Reeva, Reina del Fuego, decía conocer su ubicación", "El gobierno se plantea el envío de fuerzas militares".

— Estamos jodidos.

— Suerte que viajamos ligeros de equipaje.


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