sábado, 2 de agosto de 2014

Blaine Nicholas, brujo a domicilio 17

Gotthold y yo dejamos atrás el vertedero y nos adentramos en el túnel por el que habíamos visto desaparecer a la equidna cuya belleza me hizo querer restregarme con sus partes serpentinas. Claro que, antes de seguir un camino que llevaría (con toda seguridad) al cubil de los malvados monstruos, tuvimos la precaución de revisar el resto de montones por si entre los desperdicios que acumulaban se escondiera otra arma que nos pudiera servir en la misión. Sin embargo, pronto nos dimos cuenta de que las señales de magia roja que había captado a nuestro alrededor venían de fragmentos de artilugios rotos. Continuaban encantados pero, en su estado, resultaban inservibles.

—Cualquier cosa de utilidad estará ya en sus manos —le expliqué al conde.

—Bueno, tenemos la espada.

—Si la han tirado aquí, no creo que tenga demasiado valor o poder —comenté—. Y aunque así fuera, no sabemos cómo funciona.

—Abra cadabra —dijo Gotthold agitando la espada.

—Dudo que el hechizo de activación sea algo como eso. Normalmente, se usan palabras al revés como “ogeuf” o “samall”.

—Pues… ar… ba… d… ac… a… rrrr… ba —balbuceó—. Arbadac arba.

—No es tan simple —comenté. Me hacía gracia verle tratando de hacer magia como un niño que aún imagina a las hadas como unas diminutas y simpáticas damitas, en lugar de los pendones desorejados que realmente son. Bueno, me hacía gracia hasta que la espada comenzó a llamear. Entonces, al que le hizo gracia fue a Gotthold.

—Ya está arreglada —comentó el conde muy sonriente.

—Bien… —murmuré. No acababa de entender lo que acababa de ocurrir—. Bien. Pero incluso con una espada encantada, seguimos en desventaja.

—También tenemos tu magia.

—Me parece que sobrevaloras bastante mis poderes —dije.

—En ese caso, puedes usar el machete que llevas en la mochila.

No me agradan demasiado las armas y, siempre que sea posible, intento no aniquilar nada de lo que me encuentro (menos aún si está buenorro). Yo no soy Buffy y no soy un cazador, ni un asesino. Normalmente, es suficiente con devolver a las criaturas a su lugar de origen o encontrarles uno nuevo. Obviamente, a veces no queda otro remedio, sobre todo si el monstruo está tratando de devorarte o te enfrentas a bichos tan malvados como las ovejas (auténticas emisarias del averno), pero esas son las excepciones. No obstante, en ese momento no puse pegas a blandir el machete. Nos íbamos a adentrar en una cueva llena a rebosar de equidnas armadas (eso que supiéramos) y más me valía llevar en la mano algo afilado para mostrarles. Se me ocurrían otras cosas con las que ocupar mis dedos (una colgaba de la entrepierna de Gotthold), pero tenía que reconocer que el machete intimidaba más (en ese contexto, al menos).

4 comentarios:

  1. A ver si el conde va a ser algo mago también... Y me encanta que Blaine sea un mago ecologista que prefiere devolver a las criaturas a su hábitat en lugar de matarlas, jajaja. Por cierto, lo de las ovejas me recordó a una peli muy divertida que se llama Ovejas asesinas o algo así, ¿la has visto?

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    1. ¡¿Ovejas asesinas?! No sé cuál es, pero me parece fantástica ¡Tengo que verla!

      Sobre Gotthold... bueno, no sé, puede, lo mismo sí y lo mismo no. De momento ha conseguido encender la espada y encender a Blaine... lo mismo es una especie de mechero humano jejejeje. Muchísimas gracias por todos los comentarios.

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  2. Te dejo el tráiler de la peli:
    https://www.youtube.com/watch?v=PxeQquQhqno

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    1. Jajajajajajajajajajajaja qué cosa más fuerte. Parece un corto de coña jejejeje

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